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Gastrodating: las cinco escenas gastronómicas más seductoras

La semana pasada acudí a un evento muy especial, organizado por Rodilla y Meetic. La cadena de sándwiches y la red social de citas y encuentros crearon en el local de Rodilla en la madrileña Plaza del Sol el primer gastrodating de España. Diferentes perfiles de solteros pusieron a prueba sus sentidos para experimentar otra forma de conocerse.

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Os contaría lo que se vivió allí pero las emociones estaban tan a flor de piel que poco recuerdo. Las hormonas, el jamón serrano con mantequilla, las palabras dulces y la ensaladilla rusa flotaban en el ambiente. Llegué a casa y pensé que lo mejor, era hablar de otras veces en las que la comida resultó ser un buen maridaje con el amor. Para ello, recurro a mi viejo amigo, el cine, y a esta sección de G de Gastronomía en la que juntamos comer y ver películas. Allá vamos.

Piratas del Caribe.

No es exactamente seducción, pero la escena es sobrecogedora. El capitán Barbossa, tras apresar a Elizabeth Swann, la invita a cenar a su camarote. Le ofrece un lujoso festín para el que es obligatorio arreglarse. Lo que no sabe Elizabeth es que el capitán no puede acompañarla: la maldición del tesoro robado le impide comer ningún alimento. Desde ese momento las manzanas no estarán envenenadas, ni falta que hará, si te las ofrece Héctor Barbossa.

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El chef

De esta película ya hablamos por aquí. Uno de sus mayores aciertos es juntar su banda sonora, moderna y alegre, con planos cortos de la cocina, de ingredientes friéndose lentamente o queso fundiéndose en la plancha. Nada que Tasty no inventara, pero en fin. Luego, claro, si añades a Scarlett Johansson en la cama, emocionándose y excitándose con cada movimiento de tus manos mezclando pasta y especias, la cosa mejora. A comprarse un libro de cocina para intentar impresionar.

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La dama y el vagabundo

La escena más absurda y la más mítica de la lista. Dos perros. Golfo, un macarra que intenta impresionar a Dama, una pija a la que le mola portarse mal. Van a un restaurante caro, y ocurre algo que físicamente es la antítesis del erotismo, pero que visto en pantalla se convierte en un momento icónico: al coger el mismo espagueti con la boca, mastican sin parar hasta que llegan a besarse. Sencillo y nada higiénico. Pero no me digan que no es bonito.

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Spectre

En esta escena, James Bond y su nueva chica, no llegan a comer nada. Tan solo se les ve compartiendo una primera copa, lo que en realidad ayuda a subrayar algo muy importante: seducir a alguien con la comida puede funcionar, pero emborracharle es también tremendamente efectivo. Pero sobre todo, la escena habla de algo muy importante en el flirteo gastronómico: la puesta en escena. Porque cenar en tu casa está bien, con esas bandejas que tus padres compraron en su viaje a Lisboa, pero nadie te seduce tanto como James Bond en un tren hacia tierras desconocidas. Un esmoquin blanco, Lea Seydoux, y para qué queremos más.

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El Señor de los Anillos.

– «¿Más pan de lembas señor Frodo?»

– «¡Oh Sam, cómo me conoces!»

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Nada más que añadir a esta perversión que me acabo de inventar. A cocinar y reproducirse gastrónomos.

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by Santi Alverú

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