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Final de Master Chef. ¿Qué voy a hacer yo ahora los martes?

La emoción me nubla la mente. Intento recomponer todo lo vivido estos días y estos meses. Sin habernos dado cuenta estamos en la final de MasterChef. El evento televisivo para aquellos que seguimos pensando que Raúl juega en la selección.

La primera prueba, consistente en imitar un postre de Jordi Roca, fue bastante suave. El chef llegó con su cara de «aquí huele a quemado» y «todavía os acordáis de mi mujer» para explicarles a los aspirantes paso a paso lo que debían hacer. Sally se catapultó a la final. Al no tener que participar en la siguiente prueba se quedó en casa preparando un sabroso y nutritivo batido de sangre de unicornio. Los demás buen rollo.

Resulta que el restaurante más caro del mundo está en Ibiza y es una horterada. Se llama Sublimotion, pertenece a la cadena Hard Rock, cuesta 1700 euros el cubierto y consiste en una cena con lucecitas que presenta la del anuncio de Neutrex. Los comensales habituales son gente que ha nacido en los ochenta y que sigue usando discman, porque en 2015 ya me dirás tú qué gracia tiene una pantalla táctil y unos proyectores. Penita.

GIF RON WEASLEY

Con ese panorama tuvieron que cocinar los aspirantes, y encima, según los comensales, ESTABA MEJOR QUE OTRAS VECES. Bueno, lo de Carlos, porque Antonio tuvo que preparar un huerto comestible y la presión le pudo. La presión que puedes tener cuando sabes que no vas a ganar. Me lo imagino entrando en su camerino el día antes y descubriendo que su nombre ya no está en la puerta, que alguien ha recogido sus cosas, que están decorándolo todo para una nueva temporada de Águila Roja.

Porque no nos vamos a engañar. Había cosas claras. Antonio no podía ganar ni podía pasar. Los chefs probaban sus platos como cuando le llevabas a tus padres una tarta de tierra a los cinco años. Ya podía cocinar paté de langosta con sabor a bocadillo de caviar que la reacción sería la misma: qué mono el Antonito que llegó a la final. ¿Quién es el andaluz más monooo? ¿Quién? ¡Tú! ¡Claro que tú! Y Antonio, para qué vamos a negarlo, feliz.

FOTO ANTONIO

Andrea, parecido. Que sí, que la chavala mejoró mucho, pero no es carne de ganadora. Era el recurso cómico de la última prueba. Por ejemplo, en la prueba inicial, casi quema el plató con un soplete. ¡Cómo es esta Andrea! ¡Hilarante! Además, como iba bien vestida, a TVE le gustaba más que Mila o que Kevin, de aspecto socialista.

Para la tercera prueba rescataron al resto de los aspirantes y al repasar, uno se daba cuenta también de que el tema siempre había estado entre Sally y Carlos. Por ejemplo, España ya tuvo inundaciones en el Ebro hace unos meses y no se podría permitir que ganase Pablo. Si hubiese ganado Encina habrían creado un monstruo que no dejaría de nutrir a todos los habitantes del país hasta causarles una indigestión. Mireia es del PSOE y si no pacta con alguien, no puede ganar nada. Y así con todo. Sí me hubiera gustado resolver, no obstante, algún misterio, para que esto no quedase como el final de Lost. ¿Cómo será la adolescencia sin chorizo del hijo de Lidia? ¿Cuánto tiempo llevan muertos por exceso de comida los nietos de Encina? ¿En qué se diferencian Mireia y Raquel? ¿Habrá un posado Interviú como lo hubo el año pasado con Lorena? Y sobre todo, ¿sabe Samantha que toda esta gente es pobre? ¿Lo sabrá SEGURO?

GIF YZMA

Sally y Carlos, Carlos y Sally. El mundo estaba con Carlos, desde luego, pero eso a Sally no le importaba. A Sally le importa tan poco el resto del mundo que si se pone, se sale del Euro ella sola. Pero es que Carlos tampoco era la mejor opción. Vale que Emil no podía regresar de la segunda edición, pero Fidel hubiese estado bien. Además, el programa se atrevió incluso a enseñar imágenes en las que se veía a Carlos sin camiseta, y les juro que ese hombre tiene músculos hasta en las cejas. A ver si el año que viene a los canis les va a dar por cocinar y se convierte MasterChef en el plató de Hombres Mujeres y Viceversa.

El combate fue intenso. Los dos chefs habían mejorado mucho. El antes y el después parecía un anuncio de adelgazamiento, de esos que son dos modelos distintos pero el segundo con unos pantalones que le quedan enormes. Entre bocados de Pepe y murmullos inteligibles de Adriá, los finalistas lanzaban alta gastronomía a la cara sin piedad, pero también argumentos de todo tipo. Un reinvención del bocadillo de calamares contra un rabo de toro. Las cerezas y el hielo seco. El argumento de que ya no soy un cutre contra el de que soy extranjera y lo he pasado muy mal. Imágenes de Pepe y Jordi besándose. No puedo más.

FOTO BESO PEPE JORDI

Finalmente…¡¡ganó Carlos!! Sally soltó unas palabras. Dijo «ya veremos de aquí a dos años qué ocurre» y también «algún día volveré a pisar esta tierra y traeré hambre y miseria» y desapareció en una bola de humo mientras su voz era arrastrada por el viento. Todo muy de final de película. He usado mis habilidades con el paint para mostrarles un par de ejemplos de las sensaciones que se vivieron.

SALLY ALADDIN

SALLY ESPARTA

Carlos le pidió un besazo a Eva con su novia delante y el equilibrio del universo se restauró. Por mi parte sólo me queda agradecerles el seguimiento todas estas semanas y esperar que se lo hayan pasado bien y haber estado a la altura.

Volveremos a leernos. Hasta entonces, saludos gastrónomos.

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